
Sí, esto... Navidad
Ya. La familia-las cenas-los brindis-y-regalos.
Ajá.
Paso de hablar de la Navidad.
Para mí es como cualquier otro día pero con el puñetero compromiso de tener que comprar algo a los tuyos para que sepan que sí, que les quieres. Porque ellos te van a regalar a ti: ¿cómo no vas a regalar tu algo? Y claro, ¿cómo no vas a hacer aprecio a todos los manjares que la abuela haya preparado? ¿Y cómo poner malas caras si es una reunión familiar? y ¿salir de casa cuando es 25 de Diciembre?... Esto es como el ramadán de los moros pero con alcohol, claro: "ES ASÍN" ¡y punto en boca!
No sé si la juventud al final sucumbiremos (como hacemos al final todos y con todo) a esta tradición y seguiremos con la farsa cuando seamos los 'cabeza de familia', pero es que hay tanta gente de la que me rodea que no disfruta de ese espíritu navideño que nos obliga el resto, que me da la impresión de que tiene los días contados! (también se pensaba de la iglesia y, bueno, ¡ya se ve la misa del papa y sus "catecúmenos" discípulos que salen por La2, que no disminuyen!
Pero en fín, que no quiero terminar alargándome con este tema trivial.
Decía. La semana pasada me robaron. Un pobre gitano que huyó por las vías del metro túnel adentro por 18 miserables euros y un móvil que iba mal. Me dio rabia por los números de teléfono, básicamente, y la documentación y sí es cierto que mi primer pensamiento fue: "lástima no le haya arrollado el tren", pero en realidad ahora me da pena la poca droga que se iba a poder comprar a mi costa. ¡Hijo de Dios, no robes en la zona de la universidad que somos todos unos garrulos sin un duro! vete a la zona de pelas 'tontolaba'!!
Así que hoy, después del empacho navideño de todo ser humano, he tenido que ir a renovar mi carnet de conducir entre otras cosas.
"Tráfico":
Allí, en la cola, mientras no dejaba de pensar obsesionada con el robo por haber dejado una mochila a la vista dentro de mi coche de dirección resistida, me he fijado en la chica que iba delante de mí y no he podido parar de mirarla e imaginar. Ponerme en su lugar (será esto del método que al final es parte de nuestra persona) y tratar de saber por qué era así. Qué le lleva a una chica de unos 20-22 años a ser... así.
Vestía zapatillas de deporte blancas, muy blancas, con los cordones del mismo color que resaltaban sobre todo su vestuario, a saber: unos pantalones de pana rosas palo muy muy ajustados, excesivamente, terminando en una ligera campana con el dobladillo metido y un abrigo blanco, un falso plumas con varias 'lorzas' pequeñas estilo michelin (el de las ruedas)
Ya. La familia-las cenas-los brindis-y-regalos.
Ajá.
Paso de hablar de la Navidad.
Para mí es como cualquier otro día pero con el puñetero compromiso de tener que comprar algo a los tuyos para que sepan que sí, que les quieres. Porque ellos te van a regalar a ti: ¿cómo no vas a regalar tu algo? Y claro, ¿cómo no vas a hacer aprecio a todos los manjares que la abuela haya preparado? ¿Y cómo poner malas caras si es una reunión familiar? y ¿salir de casa cuando es 25 de Diciembre?... Esto es como el ramadán de los moros pero con alcohol, claro: "ES ASÍN" ¡y punto en boca!
No sé si la juventud al final sucumbiremos (como hacemos al final todos y con todo) a esta tradición y seguiremos con la farsa cuando seamos los 'cabeza de familia', pero es que hay tanta gente de la que me rodea que no disfruta de ese espíritu navideño que nos obliga el resto, que me da la impresión de que tiene los días contados! (también se pensaba de la iglesia y, bueno, ¡ya se ve la misa del papa y sus "catecúmenos" discípulos que salen por La2, que no disminuyen!
Pero en fín, que no quiero terminar alargándome con este tema trivial.
Decía. La semana pasada me robaron. Un pobre gitano que huyó por las vías del metro túnel adentro por 18 miserables euros y un móvil que iba mal. Me dio rabia por los números de teléfono, básicamente, y la documentación y sí es cierto que mi primer pensamiento fue: "lástima no le haya arrollado el tren", pero en realidad ahora me da pena la poca droga que se iba a poder comprar a mi costa. ¡Hijo de Dios, no robes en la zona de la universidad que somos todos unos garrulos sin un duro! vete a la zona de pelas 'tontolaba'!!
Así que hoy, después del empacho navideño de todo ser humano, he tenido que ir a renovar mi carnet de conducir entre otras cosas.
"Tráfico":
Allí, en la cola, mientras no dejaba de pensar obsesionada con el robo por haber dejado una mochila a la vista dentro de mi coche de dirección resistida, me he fijado en la chica que iba delante de mí y no he podido parar de mirarla e imaginar. Ponerme en su lugar (será esto del método que al final es parte de nuestra persona) y tratar de saber por qué era así. Qué le lleva a una chica de unos 20-22 años a ser... así.
Vestía zapatillas de deporte blancas, muy blancas, con los cordones del mismo color que resaltaban sobre todo su vestuario, a saber: unos pantalones de pana rosas palo muy muy ajustados, excesivamente, terminando en una ligera campana con el dobladillo metido y un abrigo blanco, un falso plumas con varias 'lorzas' pequeñas estilo michelin (el de las ruedas)

Bueno, he sido demasiado dura, lo siento. Sólo es una descripción de lo que he visto. Pero es que cuando ha llamado a su novio con esa voz como gangosa y me aparece el típico eterno-adolescente-mental ("que pasa primooo") de pelo engominado y de punta con los pantalones de dos colores anchos y caídos y la cazadora enorme dejando un triágulo abierto en el cuello donde enseñar sus medallas doradas llamándole 'cari', he empezado a divagar...
Te despiertas una mañana, cual Metamorfósis de Kafka y no eres un insecto, no. De repente te levantas y eres así. Juro que no quiero ser cruel, pero no sé, era carne del Diario de Patricia y pienso: esas chicas que, como ella, seguro que siguen las vidas de todas aquellas mujeres que con sus esqueléticos cuerpos y grandes gafas y vestidos de marca ocupan hojas y hojas de revistas y algún que otro programa y triunfan, a su modo pero se las ve "realizadas", y se dejan caer como quien ha nacido así de estupenda por cualquier sarao; esas chicas jóvenes que admiran a toda aquella que aparece por esa tele que ocupa sus sobremesas de después del trabajo (sí, el que parece que no les va a llevar a ningún lado fuera de su barrio) y se levantan temprano en sus habitaciones con algún que otro poster de Bravo y fotos de comunión y amigas para acudir al tajo día tras día desde que acabó su FP o se sacaron el graduado... ¿Qué sienten? Se miran al espejo de su humilde armario y ¿por un minuto se imaginan siendo Britney Spears?,

Imangino que despierto y me he transformado en eso.
No sé si es peor dejar de ser humano o ser humana y dejar de lado la esencia: dejar de pensar y de alimentarte de unos impulsos que te hagan seguir adelante más allá de donde ahora estás. ¿Quién es más feliz? ¿Ella con su churri, su coche y su empleo o yo... en realidad sin nada?
Y no quiere decir que crea que es menor un empleado de un supermercado que un ingeniero de aeronáutica. Es tan necesaria una Cándida como el mejor doctor (estaríamos buenos, esto podría derivar si no, cágate, a una teoría hitleriana de esas que a veces creen que es necesaria la eugenesia, eso dicen). Pero es el hecho de ver que a veces el desdén que proyectan los medios de comunicación llegan a chicas que quizá más débiles, terminan siendo un híbrido entre Camela, Belen Esteban, Britney Spears, Michellin... y transmiten algo que no sé, me produce cierto desasosiego...
[POLÍTICAMENTE CORRECTO, RESPETO, TALANTE, etc HOY EN DÍA:DIGO Sólo es una observación subjetiva. No pretendo criticar a nadie ni decir que lo mío es lo correcto ni nada de eso. La gente es feliz de diferentes maneras. Sólo es mi análisis desde fuera, aburrida en una cola. Ni siquiera entablé una conversación con ella... ¿acaso no se puede comentar ya lo divagado?]
Mi turno. Rellena esta solicitud con bla. Ajá. Bla. Ajá. Bla y Bla. Bien. Coja número y pase por ventanilla. ¿Esa? La que toque. Vale: 927. Ok. Miro el número: 855. Vale, esto... 927, 855... 927... 855! 9...2...7... ¡¡¡855???
Joder, tengo para rato. Seguiré observando a quien me deje.
Feliz Navidad y esas cosas.
Mi turno. Rellena esta solicitud con bla. Ajá. Bla. Ajá. Bla y Bla. Bien. Coja número y pase por ventanilla. ¿Esa? La que toque. Vale: 927. Ok. Miro el número: 855. Vale, esto... 927, 855... 927... 855! 9...2...7... ¡¡¡855???
Joder, tengo para rato. Seguiré observando a quien me deje.
Feliz Navidad y esas cosas.

Carry on, carry on / the sun will always shine
1 comentario:
e contesté elotro día pero no ha salido el comentario (algo habría hecho mal): básicamente te decia que el 75 pensamos que ya no habría más comunines, ni bautizos, ni bodas por la iglesia, ni bodas siquiera, ni esas cosas y ya ves. O sea que no creo que veas el fin de esas cosas.
y que mi atadurita me impidió verte en tu estreno. En fin, que sigas triunfando
jrub
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