sábado, diciembre 30, 2006

La música y yo (me, myself & my music)



Cuando tenía 3 años dice mi madre que decidí tocar el violín porque lo ví en el programa de televisión de Rosa León. En aquella época roja de la tele, cuando todavía existía mi admirada Pilar Miró.
Yo recuerdo que cuando me ponía los casettes de Rosa León o de Victor Manuel y Ana Belén o todos aquellos de entonces, miraba por los agujeritos negros del altavoz en aquel radiocasete gris y todavía de aristas y esquinas marcadas y le decía '¡mira mami mira! Veo a los niños del público ahí, ¿los ves?'
Yo ya entonces empezaba a desear ser aquellos niños que demostraban cualquier talento por la tele.

...Y yo pensaba que todo empezó con Menudas Estrellas, pero no, venía de antes...

1991

A los 7 años empecé a tocar el violín. Era la más pequeña de mi clase y era tan chiquitita a su vez que los amigos de mis padres me chinchaban diciéndome "más vale que no has cogido el saxofón!" Y el caso es que a puntito estuve de apuntarme a saxo, pero ahí quedaba Rosa León marcada en cera.

Tenía un mini teclado Casio que me trajeron los reyes por aquella época con el que daba la tabarra a mi familia todo el día y con el que componía canciones con mi prima Elisa. ¡Teníamos un grupo!: 'Los Inquietos' y todavía me acuerdo de algunas canciones: "el arco de iris nos viene a anunciar la paz en el mundo amor y verdad". Muy de catequesis pero con solo unos 6 o 7 años. La letra era de mi prima que era muy ingeniosa y cantaba muy bien. Yo tocaba la pandereta, la maraca y le daba al 'on' del pianillo con el ritmo que hubieramos elegido.

Mi sueño siempre fue tocar la batería. Quería ser 'bateriísta' además de astronauta, pero como era hiperactiva mis padres siempre dijeron que NO a lo de la percusión. Después me las apañaría con el K'nex (ese juego que es como un mecano pero de los años 90, con palitos de colores), un lapicero enganchado terminado en una bola de papel y celo, la papelera metálica y unas paletas 'Tam-Tam' de playa además de la omnipresente pandereta navideña montándome mi propia "batería". Nota: Las baquetas también eran lapiceros. Y ahí me pasaba horas de siesta de mis padres dando el coñazo en mi cuarto.

Con 8 años me dio por mezclar música con las dos pletinas de casette de la minicadena del cuarto de estar. Mezclaba la Banda Sonora de 'El Rey León' con 'Bom-bom Chip' y 'Laura Pausini'. ¡Para morirte! Sólo recuerdo que había un cacho que era: "nanananananana bomgabomgabum nananananana ven al camerún" (de Bom Bom Chip) y de repente saltaba lo de "Hakuna Matataaaa".

En esa época llamé varias veces a Menudas Estrellas para ser Ana Torroja. Sí, lo admito. Todo hay que admitirlo cuando es verdad!! Nunca me cogieron la llamada. Siempre he pensado que soy gafe.

Después llegó The Kelly Family y en ellos representados mis sueños: tocaban todos los instrumentos, cantaban, bailaban, viajaban por el mundo entero, tenían el pelo laaargo. Eran Hippies!! y yo quería ser su hermana pequeña. Mis primas se enamoraban de los chicos de aquella familia. Yo también, pero si me daban a elegir elegía haber nacido entre ellos. Mis padres les odiaban, lógico, renegaba de mis progenitores...! la verdad es que era una obsesión bastante gorda la mía con "La Kelly" como les decíamos nosotras. Pero era bonita. Me duró tantos años... Sé tanto de sus vidas que podría escribir un libro, lo juro por lo que más quiero.

Mi tita tocaba la flauta travesera pero lo dejó. Aquella flauta también la heredé yo. Sabía tocar la canción de Titanic y acababa medio colocada de tanto soplar. Luego, sería el año 98... 12 años sí. Voy rápida pasando los años. Aquellas navidades llegó el momento del Teclado grande porque pensaba hacer grado medio de violín y me exigían Piano. Bueno, pasaba horas y horas con él, pero no conseguía coordinar mis manos!
Me metí en la orquesta de flautas del instituto. Sí, flautas Honer de esas. Inhumano. Imagínate decenas de adolescentes granudos y suprahormonados soplando flautas de plástico durante dos horas de ensayos. El director moría en el intento. Yo quise tocar los timbales. ¡Mi sueño! ¡Percusionista! y durante un año lo hice. Después ya dejaría la orquesta.




A los 14 con la adolescencia dejé el violín. Quería algo más moderno. Estaba harta de tanto Vivaldi, Bach... así que decidí empezar a robarle la guitarra a mi hermana hasta que me compré una.

Ya poco antes de irme de aquí hice una colección para componer música por ordenador y monté un 'pseudo grupo' con una amiga.
...



El caso es que la música siempre me ha acompañado (cuando era una cría mi padre también me regaló una armónica (es con hache o sin hache??...). Creo que me la trajo de Bélgica o Bruselas, no recuerdo, pero le tenía un cariño especial).
Para mí los instrumentos eran mi mejor regalo. La música va unida a mi persona inconscientemente, sin darme cuenta de por qué. Me transmite tantas sensaciones como un buen libro o peli o incluso mejores, porque mientras suena puedo hacer otras cosas. Me encanta la música en la calle, es como ponerle banda sonora a la vida...


Pero después de todo este repaso tan emotivo y parece que inventado (parezco el hombre-orquesta de Mary Poppins!!) queda decir que no sé tocar bien ninguno de estos instrumentos. Chapurreo de todo, como siempre, pero nada acabo.




Y sí, la verdad que el violín se me daba muy muy bien, pero no aprobé el examen de grado medio: los nervios siempre me han jugado demasiadas malas pasadas en los momentos decisivos de mi vida. Y como siempre, no puedo aceptar la derrota, el fracaso y lo acabé dejando, como dejé el piano abandonado en mi desván porque no ponía el empeño suficiente ni tenía paciencia para aprender poco a poco y bien, como murió la flauta travesera en un armario cuando me aburrí de ella y de aprender, como desapareció mi violín en otras manos a cambio de dinero cuando se me había quedado pequeño y no quise comprar otro...
Como la colección de composición de música por ordenador que nunca llegué a utilizar demasiado o el grupo aquel que nunca llegó a nada.

Como todo en mi vida!

Y ahora aparece un grupo de chicos que quiere que cante con ellos y me pongo feliz pero desconfío de mi aguate, de que sea capaz de seguir mucho tiempo sin aburrirme, de que sea capaz de soportar el esfuerzo que supone el ir poco a poco y no querer comerme el mundo en un día.

Y cuando siento que en clase de teatro no avanzo, pienso en tirar la toalla... porque al final siempre lo he hecho... y aunque sé que nunca la suerte estuvo de mi lado, ¿yo tampoco persigo lo suficiente mis deseos? ¿Sé realmente cuales son o son tantos que soy incpaz de centrarme?

Esta vez no. Ya no soy una cría. Voy a seguir y lo voy a conseguir. Lo tengo claro. Siempre fui una "adicta al arte". Siempre he desado demostrar que sirvo para ello... y aquí sigo, en mi casa, en pijama a las ocho de la tarde y escribiendo frente a una pantalla...
Ni siquiera le digo a casi nadie que sé escribir y que lo hago aquí.

2006

En fín, el cuento de nunca acabar.
Creo que estoy madurando


al menos ya reflexiono sobre ello.

Mil quinientas melodias. Tantas canciones que conforman mi vida y de las cuales muchas no sé la letra exacta porque el pirateo al fin y al cabo nos hace daño. Pero música. Siempre música.

martes, diciembre 26, 2006

"Metamorfosis"








Sí, esto... Navidad
Ya. La familia-las cenas-los brindis-y-regalos.
Ajá.

Paso de hablar de la Navidad.

Para mí es como cualquier otro día pero con el puñetero compromiso de tener que comprar algo a los tuyos para que sepan que sí, que les quieres. Porque ellos te van a regalar a ti: ¿cómo no vas a regalar tu algo? Y claro, ¿cómo no vas a hacer aprecio a todos los manjares que la abuela haya preparado? ¿Y cómo poner malas caras si es una reunión familiar? y ¿salir de casa cuando es 25 de Diciembre?... Esto es como el ramadán de los moros pero con alcohol, claro: "ES ASÍN"
¡y punto en boca!

No sé si la juventud al final sucumbiremos (como hacemos al final todos y con todo) a esta tradición y seguiremos con la farsa cuando seamos los 'cabeza de familia', pero es que hay tanta gente de la que me rodea que no disfruta de ese espíritu navideño que nos obliga el resto, que me da la impresión de que tiene los días contados! (también se pensaba de la iglesia y, bueno, ¡ya se ve la misa del papa y sus "catecúmenos" discípulos que salen por La2, que no disminuyen!

Pero en fín, que no quiero terminar alargándome con este tema trivial.

Decía. La semana pasada me robaron. Un pobre gitano que huyó por las vías del metro túnel adentro por 18 miserables euros y un móvil que iba mal. Me dio rabia por los números de teléfono, básicamente, y la documentación y sí es cierto que mi primer pensamiento fue: "lástima no le haya arrollado el tren", pero en realidad ahora me da pena la poca droga que se iba a poder comprar a mi costa.
¡Hijo de Dios, no robes en la zona de la universidad que somos todos unos garrulos sin un duro! vete a la zona de pelas 'tontolaba'!!
Así que hoy, después del empacho navideño de todo ser humano, he tenido que ir a renovar mi carnet de conducir entre otras cosas.

"Tráfico":
Allí, en la cola, mientras no dejaba de pensar obsesionada con el robo por haber dejado una mochila a la vista dentro de mi coche de dirección resistida, me he fijado en la chica que iba delante de mí y no he podido parar de mirarla e imaginar. Ponerme en su lugar (será esto del método que al final es parte de nuestra persona) y tratar de saber por qué era así. Qué le lleva a una chica de unos 20-22 años a ser... así.

Vestía zapatillas de deporte blancas, muy blancas, con los cordones del mismo color que resaltaban sobre todo su vestuario, a saber: unos pantalones de pana rosas palo muy muy ajustados, excesivamente, terminando en una ligera campana con el dobladillo metido y un abrigo blanco, un falso plumas con varias 'lorzas' pequeñas estilo michelin (el de las ruedas)
que también era unas dos tallas menos de lo que ella necesitaría, con lo cual la forma michelin se confundía con un entramado de curvas muy juntas de su propios michelines. El pelo estaba grasiento y teñido de rubio pollo, liso, cogido en una cola mal puesta cerca de la nuca dejándose un flequillo mal cortado que llegaba justo al ras de sus gafas gruesas y feas, muy feas. La chica era poco agraciada físicamente, pero es que su forma de vestir de 'maniquí del Bershka después de ser robado para un mercadillo' no ayudaba lo más mínimo.
Bueno, he sido demasiado dura, lo siento. Sólo es una descripción de lo que he visto. Pero es que cuando ha llamado a su novio con esa voz como gangosa y me aparece el típico eterno-adolescente-mental ("que pasa primooo") de pelo engominado y de punta con los pantalones de dos colores anchos y caídos y la cazadora enorme dejando un triágulo abierto en el cuello donde enseñar sus medallas doradas llamándole 'cari', he empezado a divagar...


Te despiertas una mañana, cual Metamorfósis de Kafka y no eres un insecto, no. De repente te levantas y eres así. Juro que no quiero ser cruel, pero no sé, era carne del Diario de Patricia y pienso: esas chicas que, como ella, seguro que siguen las vidas de todas aquellas mujeres que con sus esqueléticos cuerpos y grandes gafas y vestidos de marca ocupan hojas y hojas de revistas y algún que otro programa y triunfan, a su modo pero se las ve "realizadas", y se dejan caer como quien ha nacido así de estupenda por cualquier sarao; esas chicas jóvenes que admiran a toda aquella que aparece por esa tele que ocupa sus sobremesas de después del trabajo (sí, el que parece que no les va a llevar a ningún lado fuera de su barrio) y se levantan temprano en sus habitaciones con algún que otro poster de Bravo y fotos de comunión y amigas para acudir al tajo día tras día desde que acabó su FP o se sacaron el graduado... ¿Qué sienten? Se miran al espejo de su humilde armario y ¿por un minuto se imaginan siendo Britney Spears?, quizá, pero mueven la cabeza y enchufan la radio, y tras un breve soñar vuelven a la realidad y angustiadas por ver que nunca podrán ser así dejan de arreglarse, se dejan llevar por 'lo que hay' y prefieren ni intentar estar mejor o mejorar algo cómo están. ¿Para qué pensar? es más fácil así. ¿Para qué ponerse guapa? Para todo eso ya están los demás. Yo cojo mi móvil, le mando un sms al churri para que venga a buscarme después del curro, vuelvo, como, ayudo en casa, me siento en la tele y dejo de pensar... me echo mis cigarros y ocupo mi tarde. Me saco el carnet, miro mi móvil (de nuevo. Insistentemente. Ese móvil con politono sonitono David Bisbal y un cacharrito colgando de la parte superior) y... y...
Imangino que despierto y me he transformado en eso.
No sé si es peor dejar de ser humano o ser humana y dejar de lado la esencia: dejar de pensar y de alimentarte de unos impulsos que te hagan seguir adelante más allá de donde ahora estás. ¿Quién es más feliz? ¿Ella con su churri, su coche y su empleo o yo... en realidad sin nada?
Y no quiere decir que crea que es menor un empleado de un supermercado que un ingeniero de aeronáutica. Es tan necesaria una Cándida como el mejor doctor (estaríamos buenos, esto podría derivar si no, cágate, a una teoría hitleriana de esas que a veces creen que es necesaria la eugenesia, eso dicen). Pero es el hecho de ver que a veces el desdén que proyectan los medios de comunicación llegan a chicas que quizá más débiles, terminan siendo un híbrido entre Camela, Belen Esteban, Britney Spears, Michellin... y transmiten algo que no sé, me produce cierto desasosiego...




[POLÍTICAMENTE CORRECTO, RESPETO, TALANTE, etc HOY EN DÍA:DIGO Sólo es una observación subjetiva. No pretendo criticar a nadie ni decir que lo mío es lo correcto ni nada de eso. La gente es feliz de diferentes maneras. Sólo es mi análisis desde fuera, aburrida en una cola. Ni siquiera entablé una conversación con ella... ¿acaso no se puede comentar ya lo divagado?]

Mi turno. Rellena esta solicitud con bla. Ajá. Bla. Ajá. Bla y Bla. Bien. Coja número y pase por ventanilla. ¿Esa? La que toque. Vale: 927. Ok. Miro el número: 855. Vale, esto... 927, 855... 927... 855! 9...2...7... ¡¡¡855???

Joder, tengo para rato. Seguiré observando a quien me deje.

Feliz Navidad y esas cosas.



Carry on, carry on / the sun will always shine






martes, diciembre 19, 2006

Gracias a "DIOS" he debutado

Tengo descrito mi viaje de llegada (mi caótico viaje) en las hojas en sucio que rellené mientras volaba hacia aquí. Está listo para ser colgado en esta página donde de vez en cuando desahogo lo que no sé decir en palabras o donde símplemente cuento pequeñas cosas que me suceden, pero ahora mismo eso es tan poco importante...

Es tan difícil expresar qué se siente cuando te subes al escenario después de tanto tiempo sin chutarte la dosis de teatro necesaria para seguir adelante...
Era la Primera vez que iba a pisar el teatro más bonito e importante de "mi tierra". La primera vez que me llamaban para que actuase en algo de manera ya... profesional (?!!?) Me da hasta vergüenza decir esto último porque yo no me he sentido en ningún momento diferente a como me sentía en aquel taller de teatro del pueblo del que salí para bucear en los bajos y altos fondos del arte de la gran ciudad.




La primera vez que tenía como compañeros de reparto a aquellos que había visto sobre el escenario desde que mi padre me llevaba de pequeña a ese teatro.
Y sí, por supuesto que tenía muchísimo miedo de no estar a la altura, pero traté de lanzarme tan fuerte y lejos como pudiera: cada día que pasaba entre ensayos un poco más y más y más... y aunque me viera menos experimentada y peor, aunque de lo nerviosa que estuviera en ocasiones mis manos se movieran con vida propia y ataques epilépticos tapando todo lo que se ponía a su alrededor, sólo me servía para apoyarme en eso y subir un poquito más pese a los obstáculos que me ponía mi tremendo catarro.
¡Dios!... (y nunca mejor dicho)

La obra era aquella de la que hablé, si: "DIOS" de Woody Allen. ¿O debería decir mejor "DIOS" de Paco Mir? Porque lo que en una primera lectura me había parecido una comedia un poco mala, de repente se había convertido en la obra más divertida que yo había hecho hasta ahora. Era sorprendente ver cómo él era capaz de hacer chistes y humor hasta de las frases más tiradas del texto. No sé si es porque era mi primera experiencia, lo digo, pero me ha resultado una persona increíble. ¡Un cómico serio! menuda paradoja, pero eso es lo que realmente le hacía interesante. Un tío que sabe y que es agradable, con tanta experiencia a sus espaldas y que acepta montarse en el coche de una cria de 20 años con la 'L' en la luna de atrás, sin calefacción ni gasolina, que anda a trompicones, se cala 5 veces seguidas y al que los asientos se tumban solos.


Símplemente un placer trabajar así.

Trabajar... si todo el mundo disfrutara trabajando sólamente la mitad de lo que disfrutan(mos) los actores con nuestro trabajo, no habría tanta infelicidad, por llamarlo de algún modo, en este planeta...

Y el resto de actores, mis compañeros, capaces de estrenar una obra en cuatro días...
[...entre los que también estaba yo... !!!]

Y mi familia, que a modo de gitanos acuden en masa para arropar desde el clan a la artista (ja payo)...

...Y el reencuentro con la persona más especial que he podido conocer nunca (...y yo no lo sabía...) como el mejor regalo para terminar con esa noche de la que todavía no he podido regresar a la tierra...


Creo que medio cerebro mío se quedó adosado a esas tablas y dice que no que no y que no, que de ahí no se baja y por eso ando medio gilipollas hoy.

Supongo que no fui todo lo brillante que otra persona hubiera podido ser en mi papel. Seguro. Pero es "un pequeño paso para el hombre y un gran paso para mí".


Y floto sin despegar los pies del suelo; lo justo dentro del avión de vuelta.



Floatting.. I'm floatting

jueves, diciembre 07, 2006

1500 ideas inconexas sobre la amistad (gente)



El nervio que hace palpitar el párpado, el labio o el pulso la ha tomado con mi hombro izquierdo desde hace dos días.
Ya no sólo vuelven mis pseudo-ticks de rascarme la nariz o la cabeza, sino q mi cuerpo se convulsiona inconscientemente sin que nadie sea capaz de percibirlo. Al menos no parezco subnormal de cara a la gente, algo es algo.

Ya llevaba días sin aparecer por aquí. Creo que era la pereza de sentarme durante el largo rato que me ocupa esto de escrbir, pintar las letras y pensar en la imagen que debe estar ahí para completar todo el significado. Pereza ahora que me he propuesto volver a hacer un poco más de deporte después de que en este comienzo de curso mis músculos de antigua gimnasta se hayan atrofiado hasta casi desaparecer (algo que no me perdono:esta maldita pereza!!)

En fin, que reflexiono estos días sobre toda la gente que pasa por nuestras vidas. La gente que conocemos y creemos que nunca dejarán de estar ahí pero que sin quererlo poco a poco irá alejándose hasta pasar a ser parte de tu pasado; la gente que nunca dejará de estar a tu lado aunque haya kilómetros de distancia y pocas señales de vida en mucho tiempo, la gente que te entusiasma y con la que congenias desde un primer momento y luego te decepciona dándote un gran batacazo descubrir que no era quien tu pensabas...
...la gente que creías que era una buena amiga y a quien soportabas todos y cada uno de sus monólogos de chica acomplejada aunque tu te estuvieras pudriendo por dentro por querer gritar y que ahora que tiene a quienes contar lo que antes te contaba a ti (porque ya no vives a su lado como hasta ahora) ni siquiera se acuerda de que existes o si se acuerda no es una prioridad mantener el contacto con una simple llamada...

Y me planteo toda esta gente que está pasando fugazmente por mi vida y en quienes he llegado a confiar (tanto como en aquellas personas de toda la vida que nunca faltarán) pero que ahora me decepcionan y siento que las pierdo y no sé si realmente merece la pena seguir persiguiendo mantener esta "amistad". Estoy conociendo a tantas personas y no sé por qué me equivoco todo el rato a la hora de tomar a algunas de ellas como verdaderas amigas de esas de "para siempre"...

¿Seré yo? ¿Mi carácter?
La gente me asombra. La gente es falsa tantísimas veces (supongo que yo también lo seré y no soy consciente). Muchas veces hay quienes DICEN que no soportan a otro pero cuando les viene a hablar ese otro enseguida ponen su mejor sonrisa y donde dije digo digo diego... y cambian su opinión de un día para otro de otras personas y tu, ilusa, crees que eso es con "los otros", que tu eres su amiga 'de verdad'... (por dios estúpida!) hasta que abres los ojos y ves que tu también estás en su punto de mira. ¿Y qué vas a hacer? ¿poner tu mejor sonrisa cuando te viene a hablar?

Debe de ser mi carácter...


Soy incapaz de mentir con mi cara. Se me nota demasiado cuando ya no me interesa esa persona. Soy incapaz de callarme cuando me he sentido decepcionada por lo que yo creía una buena amiga. Y eso no significa retirar la palabra ni insultos ni nada de eso, claro. Símplemente se rompe el vínculo que se había podido crear.

Y así pasan a engrosar una extensa lista de personas que han conformado nuestro pasado y nuestro presente. Que en un futuro encontraremos sin quererlo en una calle abarrotada (o en algún vagón de tren o en cualquier tienda de una gran ciudad o...):

- Hola, qué tal?
- Hombre
(dos besos)
- Cómo te va todo? qué bien te veo.
- Pues nada bien, bien... ¡Me casé con Manolo!
-No me digas!
- Si, chica, ya ves.
- Vaya.. pues ya me alegro. Yo sigo como siempre, ya ves!
(risas de complicidad recordando cuando siempre estábais juntas)
- Y el trabajo y tal?
- Nada pues bien. Estoy de administrativa en una empresa y bien, no sé, contenta.
- Me alegro me alegro. (Breve silencio de sonrisas y miradas que dicen 'qué lástima haber perdido el contacto pero bueno') Bueno chica, que me alegro de verte. Podíamos quedar algún día para tomar algo.
- Si claro, ¿sigues teniendo el mismo móvil?
- Sí. Ya te llamo o me llamas, anque ando un poco liada, pero bueno. Ya hablamos eh?
- Sí venga. Dos besos. Que me alegro un montón de verte.
- Y yo tía y yo. Bueno, que eso. Un beso. Adios!


Y así con un diálogo tan básico como reconfortante te darás cuenta de que nunca habrá esa llamada, ni por tu parte ni por la suya, tristemente... pero las cosas son así...

Poco a poco me voy dando cuenta.

- Un beso. Adiós, adios.

Sometimes I feel like I don't have a partner... Under the bridge downtown...

miércoles, noviembre 22, 2006

Primera piedra.

Las 3 y 15 en la madrugada.

Mi primer trabajo remunerado como actriz. Debut en el Teatro más bonito de mi ciudad (antigua).
[...al final todo queda en casa...]
Obra de Woody Allen, fea, sí; mediocre en cierto modo, pero de Woody Allen al fin y al cabo.



Y de repente, la primera de mis decisiones profesionales que tomar: ¿volverme durante un trimestre para allá para comenzar a trabajar en serio en el teatro (podría ser una de las '3 hermanas' de Chéjov!) o seguir mi formación en todos los sentidos como estoy haciendo a diario en MI ciudad (la actual)?

Respuesta: INSOMNIO, ya ves.

Y es que no es fácil elegir!!! Ya lo he dicho hasta la saciedad, pero si cada decisión ahora más que nunca marca mi futuro... ¿estoy haciendo lo correcto quedándome aquí? ¿o debería darme esos tres meses de retorno para comenzar en lo que realmente deseo?
Serían demasiadas las cosas que dejaría de lado aquí: la vida que me estoy forjando, mi gente, mis momentos en soledad, mis momentos en compañía... mi aprendizaje más allá de las aulas... pero al fin y al cabo mi objetivo es ese, morir sintiéndome realizada con lo que he hecho en vida, y que es eso sino resprirar sobre los escenarios?

AAAARrrrrrGGGGgggghhhhhHHH!!!!!!

En esta generación de "mileuristas" (dicen para catalogarnos) que me toca vivir donde casi nadie trabaja de lo que desearía porque no podemos, porque no llegas a final de mes si no te prostituyes tras un mostrador tanto de un restaurante de comida rápida como en una bocatería o recepción con un (puto) sueldo de mierda de incluso menos de 6 euros la hora, me sale un posible trabajo bien pagado de lo que deseo y lo rechazo para seguir formándome, como el resto de jóvenes a los que nos engañan diciéndonos que cuanto más culto y más preparado estés mejor te va a ir todo... ¡QUÉ IMPOTENCIA!

Pero nadie hace(mos) nada. Seguimos sucumbiendo ante "lo que hay" porque o te montas al carro o te quedas descolgado...

CONCLUSIÓN: INSOMNIO, una tila y un par de vodkas con tónica para poder olvidar por unas horas entresueños que la vida no es tan fácil como parecía en los libro de Teo.

¡Qué duro "hacerse mayor" día a día! No. Mejor: ¡Qué duro ser consciente de que vas haciéndote más mayor día a día!
(Llevo un rato leyendo mis entradas desde que abrí este blog... y me doy cuenta de que ha sido una "auto-terapia de psicoanálisis" enorme! poco a poco he ido desubriendo mis problemas, mis 'miedos y soledades'... las verdades que a veces callo... ¡mi esencia!)

Escucho la banda sonora de Grandes Esperanzas.
¿Cuando me dormiré?

...

No sé porqué, pero estoy sonriendo... por lo menos ahí queda mi "primera piedra": una obra de Woody Allen...

Cry baby... ¡cry baby!

(Las 3 y media de la madrugada. Me voy al baño.
...Creo que ya comienzan a pesar mis pestañas...)

domingo, noviembre 19, 2006

uN pASEO pOR lAS ¿nUBES?

Llevo 24 horas metida en estas cuatro paredes. No aguanto más.
Me ducho. Me visto. Me abrigo bien la garganta para no recaer de nuevo y pasarme otras tantas horas entre sábanas mirando al techo mientras la vida pasa tras esos cristales que cierro para no ser vista desde la calle.
Me coloco bien la música en los oídos para abstraerme del ruido de la ciudad y salgo de casa. Dos cd's: Uno para desfogar mi adrenalina y andar más enérgicamente al ritmo de la música, una mezcla de temas de punk y rock de finales de los 70' a hace unos pocos años, y otro, por si acaso se me ocurre sentarme a pensar o escribir en un momento dado, de Jazz (últimamente Jamie Cullum pasa muchas horas conmigo en la habitación).
Bajo mi avenida eterna pero, como siempre, por las calles colindantes. Me desvío. Decido pasar el puente que cruza por encima de la castellana. Está anocheciendo. ¡Qué vistas más bonitas desde aquí! El cielo como rosáceo pero el aire frío. Me encanta que esté llegando el invierno. Veo el edificio del 'ABC' que ahora es un centro comercial y me indica dos cosas: que me estoy adentrando en la parte noble de la ciudad y que entre la nobleza la Navidad ya ha llegado (antes incluso que al Corte Inglés!).
Serrano. Calle Serrano. Veo un "banco privado" (me pregunto en ese momento cual será la diferencia... ¿Que no dependen del Banco Central? ¿Qué es como guardar el dinero en un colchón pero que en vez de tenerlo en tu casa te lo guardan ahí en un colchón enorme con forma de caja fuerte?) La economía no es lo mío, de manera que sigo. Serrano decía. Veo que en un edificio de oficinas de la acera de la derecha hay luces. Es Domingo, pero el edificio tiene luces de oficina

encendidas. Entonces me imagino la típica vida de los yuppies que trabajen ahí, con la mítica foto de familia sobre el escritorio y un teléfono por el que hablar con ellos, con su mujer, poniéndoles excusas de trabajo para no ir a cenar mientras la compañera de enfrente le hace un guiño y piensa en el traje que se pondrá en la cita de esa noche. Ese edificio de finales de los ochenta cuando el deseo de ganar dinero y ser el mayor empresario del momento invadían las perspectivas de vida de millones y millones de alienados capitalistas haciendo que su vida fuese igual a su trabajo (pero qué edificios más modernos tenían...¡qué ventanales formando la pared que daba a la calle! Sí hijos míos. Una jaula de cristal... pobrecitos).
El caso es que sigo caminando porque tengo muy claro dónde quiero perderme hoy.

Escaparates. Lujo. Ostentación. Botas de piel de 2.200 euros, sombrerea de 3.500, chaquetas de cuero de casi 6.000. Gucci, Chanel, Cartier, Prada, Armani... Dejo mi aliento pegado a estos cristales alucinando como siempre que he pasado por aquí. Se crea la lucha interna que siempre tiene el ser humano: ¡con ese traje podríamos conseguir el agua necesaria de cualquier país de Africa! pero qué cosa poder vestirlo en alguna ocasión especial... algún día...

Me cruzo con matrimonios secos que huelen a perfumes caros por la calle. Una mujer no puede ni sonreír de lo que le pesa el maquillaje de su cara. Imagino sus casas y no sé por qué sobre todo sus cuartos de baño, su despertar en una mañana de fin de semana como éste. Cómo se levantaran de su cama color crema, ordenada, cara y limpia (pero tan aburrida...) y se dirigirán al baño, primero él afeitándose con esmero, dándose el 'afterseive' con un gran espejo que cubra toda la pared sobre la encimera de marmol (de tonos crema también), se secará el pelo y después, mientras ella todavía holgazanea en su enorme cama, se vestirá de punta en blanco y saldrá a comprar su ABC. Mucho silencio. Mucha paz. No hay por qué preocuparse, la vida está resuelta. "La empresa va bien cariño, puedes seguir tomándote tu café con bollo de media tarde con Mamen y Cova en la cafetería más entrañable de la zona."


Y empieza mi desasosiego. ¿Será ese mi futuro? Todo para ellos va bien. Pueden viajar incluso y vivir cómodamente... ¡Pero yo realmente no puedo soportar una vida así! No quiero. ¡No quiero vivir porque sí, porque hay que matar el tiempo que nos queda hasta que se acabe para siempre! No sería más feliz dentro de todos aquellos vestidos que lucir en los restaurantes más caros de la ciudad si mi vida es tan aburrida y seca como la piel de estas mujeres estiradas y untadas en ungünetos antiedad que me cruzo.

¿Qué será de mí mañana?

Porque es ahora cuando estoy marcando ese futuro que algún día llegará... y no sé cómo hacer para que sea la vida que deseo, para conseguir aprovechar mi existencia... en realidad ni siquiera sé qué vida quiero o me haría feliz.

Sigo caminando calle abajo. Llego a Goya. Las tiendas ya huelen a Navidad. Abundan el color rojo y las luces cálidas. Me acuerdo de mi casa, como siempre pasa cuando ves a la gente pasear en familia bajo sus abrigos y gorros.
Conforme voy acercándome a la Plaza de Colón el 'status' se va normalizando a mi alrededor. Ya no me siento un pulpo en un garaje.
Termino mi paseo de tres horas de huída de mi misma sentada en la barandilla de la parada de metro que da hacia la plaza con la descomunal bandera de España que plantaron allí años atrás. Junto a ella una enorme noria. Debajo, puestos de feria.

Tranquilidad pese a los coches... (ahora sí suena Jamie Cullum)
Sonrío.

Una estampa nacional muy simbólica,
Sí señor.


Bajo las escaleras del metro y desaparezco bajo la tierra.
Vuelta al mundo real, (a las compras en el 'Lidl'), a las calles estrechas y desordenadas con pequeñas tiendas y algún que otro bazar chino... a lo que hoy por hoy me llena a mí más.

Me voy a la filmoteca. Ya llego tarde y Greta Garbo no espera.

(P.D: Definitivamente Sansón no perdió la fuerza cuando le cortaron el pelo. No pudo evitar enamorarse de Dalila
y se hizo débil.
Eso fue)

Para empezar, diré que es el final.

sábado, noviembre 18, 2006

Mil pequeñas cosas (que olvido)

Estoy perdiendo la memoria y me da miedo. No sé por qué me pasa pero no puedo fijar en mi mente las ideas que me han pasado y he dicho "estas son buenas para ecribir sobre ellas", olvido los planes que he hecho de un día para otro o para toda la semana. Veo cosas y noticias que me interesan sobre una película, una exposición o simplemente lugar donde ir y luego no recuerdo qué cosas había visto y leído. Me aterroriza cuando pienso en decir algo y no sé si ya lo he hecho, con la triste consecuencia de que al final acabo contando lo mismo a la misma persona 7 veces...

¿Qué me está pasando? Tengo que apuntar mil cosas en la agenda pero es que incluso en ocasiones no recuerdo que podría apuntarlo!

Juro que estoy muy asustada.

Juro que tengo un 'overbooking' de ideas o pensamientos que bloquean tres cuartas partes de mi cerebro.

¿Me estoy volviendo tonta? ¿Es posible algún tipo de alzheimer juvenil o algo asi?

y en mi hipocondria habitual ya me pienso que esto es malo.

Al ponerme el nombre... ¿Creé mi propio destino de desmemoria?

Me elevo donde yo puedo ver/ lo que en vida no pude hacer

domingo, noviembre 12, 2006

Dios te salve San Bill, me he enamorado de un espetec


Propongo que santifiquen a Bill Gates: San Bill, patrón de las adicciones. Así al menos tendría a quien rezar por las noches para que cuide mi ordenador (cada uno se engancha a la droga que más le satisface, que pasa?)
Pero como no existe y no estoy puesta en lo del santoral y sus especialidades, no puedo rezar y así está mi pobre bicho enfermo si no es siempre, cada dos por tres y cada vez tarda más en recuperarse.

Con lo cual, abandono este cuadernillo de bitácora y después sólo puedo escribir de algunas cosas que todavía recuerdo.

Por ejemplo:


Me he enamorado. Sí. Pero creo que no es muy normal lo que me pasa. ¡Me enamoré de una persona por la manera en que cortaba el Espetec! Si si. Parece un chiste, o que lo digo por decir, pero es que ¡no lo vísteis!
Eran las 8 de la mañana más o menos de una noche en la que yo pretendía volver a casa a eso de las 3 sin gastarme apenas dinero porque 'no tocaba', pero varias llamadas de un amigo me insitían en dejar los pequeños locales que estaba descubriendo por el barrio de Lavapiés para unirme a ellos, pese a la lluvia que calaba hasta más adentro de los propios huesos (hasta esa sustancia que se comen los perros cuando les das las sobras de los banquetes en los días de guardar). Convencida porque había vuelto su amigo (él, que después de repente, sería el especialista del espetec) para pasarlo tan bien como cuando trasnochamos la última vez, llegué a la esquina de Montera con Gran Vía y comenzamos a andar hacia el primer local que pillásemos abierto y con buen ambiente. El caso es que bailamos y bailamos y nos reímos y hablamos toda la noche. De nuevo la música había hecho pasar las agujas del reloj más rápido de lo normal y cuando quise darme cuenta ya era casi de día. Incansable el amigo común entre el espeteccialista y yo quería seguir saltando en cualquier lugar donde no lloviera, pero nosotros, básicos e instintivos como los animales, sólo teníamos ganas de comer y dormir (dejemos la reproducción para otro momento, era demasiado tarde), así que fuimos a la casa donde ellos vivían esa noche.
Y fue ahí, mientras mi amigo y yo hablábamos bajito sentados en el sofá, donde pasó el milagro! (San Bill?). No sé si era la cocina roja americana de barra sin pared que daba hacia nosotros o la luz directa sobre la espalda masculina del tipo (las espaldas siempre serán mi punto debil), pero no podía retirar mi mirada de él, ¡de sus manos! ¡¡de cómo cortaba el espetec!!. Cogía el salchichón ese, la porra esa, con cuidado, quitaba el plástico y, con cuidado, cortaba las rodajas finas finas, como si no quisiera que nadie se puediera atragantar con el envoltorio blanco que da sabor pero se atraviesa en las gargantas. Con cuidado pero sin darle importancia, apenas sin mirar mientras hablaba con nosotros con ese deje gallego tan suave. Y de pronto yo me estaba imaginando cómo sería mi vida con él en aquella cocina americana roja que daba a ese salón con aquel sofá enorme donde yo hablaba embobada, tumbada, absorvida por el magnetismo ese que tienen los sofás cuando tienes mucho sueño. Imaginaba cómo cogería las rodajas de espetec y me las traería al sofá después para sentarse a mi lado y abrazarme y ver la tele bajita sin despertar a nuestros hijos hasta que se acabara ese plato que el había preparado en la cocina... Desperté de mi demencia post-juerga y me planteé que a lo mejor de lo que me había enamorado no era de él, ¡sino del salchichón que tenía entre las manos! Ante esta conclusión que me hizo espantarme de mí misma, decidí que ya era hora de dormir unas cuantas horas del tirón y dejar que "mañana sea otro día". Me despedí, saqué fuerzas de lo más profundo de mis huesos que ya estaban secos y volví a mi casa todavía en estado de shock.


Y es que, cuando cuento esta historia, no puedo evitar reírme y que la gente se ría de lo que cuento, pero es cierto y ahora me doy cuenta.


Me enamoré de un espetec.

Son cosas que pasan.

¡He vuelto!

Patience - Micah P. Hinson - Tu vida en 65'

lunes, octubre 30, 2006

Disertaciones sobre el suicidio un sábado a las cinco de la mañana en un autobús atestado

Volviendo a casa después de una salida nocturna improvisada conocí a un "gótico" (tribu urbana que, entre otras cosas, se diferencian por vestir de negro y llevar complementos y atuendos 'algo' siniestros) que me habló de la muerte.

Estaba esperando al infumable bus nocturno para volver a casa después de una noche con una hora fantasma más de baile, cuando se me acercó en la marquesina. Poco antes, bajando Gran Vía hacia la acera de enfrente del Museo de Chicote, donde pasa mi línea de transporte a esas horas, me había fijado en él. Estaba hablando con unas putas. Me sorprendió que los góticos también gozaran de los servicios del oficio eterno.


El caso es que empezó a hablar diciéndome que le llamaba la atención mi atuendo verde. "Paradójico", pensé. No me apetecía demasiado hablar, y le contesté seca "gracias", pero él parecía tener ganas de compañía, así que traté de rellenar mis minutos de espera con las palabras justas. Resultó que él cogía mi línea, así que me animé y me propuse rebatir todo aquello que me dijera, por diversión, para "provocarle" un poco.
Comenzó diciéndome que en el lugar de donde venía, el 'Dark Hole', había pasado inadvertido, que parecía que era invisible y que más vale que yo le hablaba porque ya se estaba empezando a pensar cosas raras (me vinieron a la cabeza las putas de antes, inevitablemente. Supuse que sólo era que necesitaba compañía) y directamente me clasificó a los góticos en 2 tipos: los que se creen que el mundo es una película de instituto norteamericano y los que piensan en el suicidio. "¿Y de cuáles eres tu?" pregunté. "De los que piensan en el suicidio". La conversación se animó. Clara estaba la pregunta 'por qué', y todo comenzó a girar sobre la metafísica. (¡Estaba realmente ingeniosa! no sé si sería inspiración divina o ese par de gintonics.)


- El momento de la muerte es el único momento en el que la gente se acuerda de tí, en el que eres tú el centro de todo -decía más o menos al principio.
- ¿Y es por eso que vistes así? ¿Para llamar la atención del mundo? ¿Tanto necesitas que se fijen en tí?
-No...
- Pero me acabas de decir que nadie te había mirado siquiera en ese lugar [...] ¿Por eso piensas en el suicidio?

Cuando se ponía nervioso hacía un pequeño ruidito mientras pensaba en forma de 'M' aguda y a la vez que se defendía movía su pelo (negro, largo y seco) con un ligero movimiento de cabeza hacia atrás. Para variar, comencé a hacerle mi "psicoanálisis" personal. Ese que hago siempre cuando hablo con alguien pensando en qué clase de traumas infantiles le llevaron a ser como es ahora.
Era una conversación totalmente pedante y me daba vergüenza cuando el chico de al lado nos miraba con una cara de entre asco y asombro, pero después me daba igual. Puede que fueran los crucifijos que el tipo llevaba colgados al cuello, pero no podía apartar mi atención de él.

El caso es que la conversación siguió, derivó, acabó hablando de la vida eterna, las religiones ¡y hasta Sartre! Ya cuando me empezó a decir cosas sobre el existencialismo que en realidad no decían nada como "Bueno, luego es complejo enfocarlo desde el existencialismo de Sartre, porque es algo que habla sobre la existencia, no?" "Tío, me estás diciendo de qué color era el caballo blanco de Santiago" no pude ocultar que, desde un punto de vista de fuera de nuestra conversación, aquello era ya disparatado y me hacía reír (como si yo supiera demasiado sobre Sartre como para rebatirle eso también... pero vaya, pude salir: creo que él sabía aún menos).

Llegué a mi parada. Ya eran más de las 5. ¡Qué ganas de meterme bajo el edredón! "Esta es mi parada". "La mía también".

Bajamos la calle. Me dijo que había empezado a estudiar teología. "Yo hago teatro", le dije, como si no hubiese servido de muestra mi interpretación de tocahuevos que había llevado a cabo durante todo el viaje.

Yo, "Yo vivo aquí". ¨
Él, "Yo ahí enfrente."

(...Perfecto...)

"A ver si volvemos a vernos, somos vecinos. Me ha gustado hablar contigo, chica."

Y la verdad es que, después de todo, no había estado tan mal hablar con él. Surrealista, pero a mi también me había resultado curiosa la situación.


No se tienen a menudo conversaciones así un sábado a las cinco de la mañana en un autobús atestado...

"In this cruel world where hearts are bound to turn to stone, where you are so alone..."



P.D: No me convenció. Me gusta demasiado la vida... igual por eso mi ropa esa noche era verde (chillón).

miércoles, octubre 25, 2006


El tiempo lo cura todo?

No voy a explicar qué me ha llevado estos días a ahogar entre las sábanas rojas e insomnes ese GRITO que tiraría a la mierda junto a mi sombrero, por pura rabia y desesperación, en cualquier descampado que encontrara a esas mismas horas de la madrugada en cualquier lugar del fin del mundo. Pero aún lo tengo aquí guardado, haciendo eco en mis adentros, y sólo espero que el tiempo lo disuelva porque pese más la verdad que toda la pantomima que la rodea (y que me quema).

Parece una frase sin sentido; una 'ida de olla' de una postadolescente en su etapa de crisis, pero es tan largo de explicar, de hacerlo entender, que simplemente callo el grito

y paso a otro tema (como puedo).

Ya tiene forma mi corto. ¡Ese corto que fue ocupando mis viajes en autobús camino de la bocatería las tardes de verano! Ya va cogiendo ritmo en mi ordenador poco a poco cada noche. Es más, ahora mismo debería estar en clase de "ciencias jurídicas" para ser una buena comunicadora en mi futuro (en serio????) y sin embargo tengo ilusión con este proyecto y me quedo en casa para seguir retocando detalles.
[ETERNO PERFECCIONISMO]
Seguramente sea otro pájaro más de mi cabeza. Otro proyecto que no llegue a un final... pero esta vez lo he cogido con ganas, con fuerza, ¡como cogí mis primeras clases de teatro el año pasado! y así me introduzco en los personajes por un rato y vivo sus vidas, recreo sus sensaciones, me enamoro de su energía...

(Hoy estoy poco comunicativa. Desde el punto de la mañana llevo regalando borderías, así que no me pidáis más...)

Qué fácil es soñar despierto en tu fantasía

cuando te cuesta dormir

...All of the stars are fading away
.

jueves, octubre 19, 2006

VOLVER

Hoy comenzaré con lo más frívolo que tengo por decir. Seré breve en cualquier caso.

Hoy retomé el cuadro que quise pintarle el verano de 2005 y que se pudrió durante todo el curso pasado en el fondo de mi armario

1- Sobre lo Cooltre

Me he inventado un término nuevo.
En realidad es un juego de palabras que me pareció 'cojonudo' el otro día, en una de mis horas de insomnio creativo a falta de ordenador.
A la vista de que esta temporada las tiendas del ciudadano de a pie, véase: Zara, Bershka, Stradivarius, Pull and Bear... abreviando: el emporio INDITEX y H&M, han optado por sacar una colección de moda 'retro ochentera y sesentera' (a elegir) similar a la vestimenta que defendían a toda costa hasta ahora el círculo de modernos de madrid, ellos, en su afan de ir a contracorriente en su aspecto físico (sí, ellos deben vestir siempre diferentes a la masa aunque por ello sus ropas y tocados sean de lo más antiestético) han recuperado las camisas de cuadros de franela, las chaquetas de chandal de táctel, los peinados estilo a la eterna presentadora del telediario de tve1 (Ana Blanco?) con su flequillo recto y corte angulado y las camisetas llenas de simbolitos smile del éxtasis (en honor al mítico Chimo Bayo, claro), fotos de la serie Sensación de Vivir o las Spice girls en su primera etapa. En definitiva: VUELVEN LOS NOVENTA?! (volverán también las cazadoras vaqueras con borreguito en el interior y las solapas?)
Y es entonces cuando a mi se me ocurre denominar a esta moda 'cooltre': porque ellos son lo más cool (lo más guay) de la actual "movida nocturna madrileña". Ellos van por libre y se diferencian y alían, cual tribu urbana, por sus ropas ¡porque ellos lo valen! Pero a la vez es una estética realmente cutre. Que fue fea en su día y lo sigue siendo hoy. Que para gustos los colores, está claro, y que lo 'popero' ya no mola tanto en el "cogollo" de Malasaña. Por eso es cooltre, porque en realidad ellos ya están de vuelta de lo que el resto comenzamos a comprar ahora en las tiendas y quién sabe, quizá marquen tendencia en un futuro no muy lejano (¿quién abogaba hace unos años por la vuelta de los pantalones pitillo??) pero aun así no deja de ser ropa CUTRE y bastante fea.


supongo que no se lo regalé finalmente porque mi propia autocrítica fue anterior a la que iba a hacer él, estaba claro, así que las ganas por acabarlo fueron disminuyendo hasta morir.


2- Vuelvo a mi rutina.

Ya volvieron las clases de teatro. Este año haremos algunos monólogos... y yo como siempre con miedo a bloquearme antes de empezar. "Ja! este año no", me digo a mi misma. Este año estoy intentando ser fuerte a pesar de mi fragilidad. Miro todo desde otro prisma y ¡qué cosa es la vida! ahora soy yo la que trato de ayudar a quienes se están ahogando en la gota de lluvia donde de vez en cuando chapoteo yo y que el año pasado a punto estuvo de ahogarme.
Llueve y en mi ventana apenas entra luz. Han colocado una red en el andamio que no me deja ver si hace frío o calor, de manera que a veces salgo a correr y sólo soy consciente de que llueve cuando ya estoy fuera. Otras veces me equivoco con la cantidad de ropa que ponerme para salir y parezco una cebolla bajo el sol del mediodía.
En la universidad las cosas no cambian, pero al menos este año nos hablan algo de arte y me encanta. Los temas que tocamos (sobre el arte contemporáneo) siempre fueron mis favoritos y casi todo lo conozco ya, pero no me importa... por fin hablan de la existencia del arte en esta carrea donde nos siguen metiendo con calzador y por el culo 'derecho' o 'empresas'.
Y después están los fines de semana y, quién dice que no, también existe la semana para soltar la adrenalina de la que me alimento. Salir y bailar. Salir y reir. Salir y recordar momentos vividos para vivir otros que el próximo viernes recordaremos.
Vivir.


El cuadro no está terminado. No sé que haré con él al final... supongo que guardarlo en el fondo del armario un año más. 'Casablanca' no caduca.
Era Casablanca. No Titanic ni Gladiator, sino Ca-sa-blan-ca


3- Epílogo (porque quda mucho que decir y tengo sueño.)

Crece el odio a la hipocresía en mí. Me inunda la bilis que me crea la falsedad.
Ayer volví a reunirme con viejas amistades. Hay muchas cosas por hablar y creo que nunca es tarde, ya lo dije en Junio antes de que este eterno verano fuese a comenzar, pero lo que no se puede pretender es hacer como que no hubiera pasado nada. Un par de cañas y todo solucionado? No. Las cosas se hablan y todo puede perdonarse y tener arreglo, pero no olvidar. Olvidar es imposible.
No es rencor, realmente es más una herida grande que duele, que cicatrizará ¡por supuesto! pero que se hizo con mentiras y falsedades... y eso es veneno.

Por otro lado, el domingo volví al microcosmos del pueblo materno: ese lugar donde la laca utilizada para sujetar el tocado de sus habitantes femeninas está a punto de crear un nuevo agujero en la capa de ozono por su exceso de uso. ¡Fui a misa! y... una experiencia que mereció la pena revivir. ¡Tanto que contar de esos 30 minutos de salvación de las almas!... pero ya lo escribiré en otro momento. Hoy estoy cansada...
y mañana me toca salir a actuar a mi.



Pensaba terminarlo con una frase bajo la letra de la canción que emulase la mítica de los amantes, y supongo que el próximo día que me ponga a ello (quién sabe cuánto tiempo pasará hasta entonces) allí aparecerá.
¡Qué inutil pintar un cuadro para esconderlo en un armario!
... Pero algún día cambiaré
Algun día
Paso a paso
Despacito

En fin, siempre nos quedará Madrid...

miércoles, octubre 11, 2006

Big Bang

.
.


Mi ordenador éstá roto.
Y hay mucha información acumulada
que va a estallar...
En cuanto pueda escribir aquí de nuevo,
si no se me olvida antes...
Miedo
!!!

lunes, octubre 02, 2006

El pisito



Mirando por la ventana veo el caminar de las personas que se alejan ajenas a nuestra indiscrección. Sólo los niños reciben las energías que lanzamos sin querer las personas con nuestra presencia y se quedan mirando hacia abajo absortos.
Cuando todo está callado el mundo vibra con el traqueteo suave del metro, poco más abajo que nosotras.
La luz escasea bajo el polvo de los andamios y duelen las pupilan en su retroceso al salir a la calle y ver el sol. Los blancos hieren más que un spray antipersona. Las gafas oscuras se convierten ahora en un elemento indispensable de tu bolso.
Dos obreros rusos se gritan y escupen insultos en el patio interno que se oyen por encima de la rotación del mortero del cemento. Dos viejos dicuten sobre cómo era antes el metro a las diez de la mañana de un día de pocas horas de sueño asomando sus tres rodillas a nuestras ventanas.

Colocada por el olor de la pintura negra que cubre por fin el feo zapatero y el spray rojo con el que he mejorado la estantería que moría aquel día en aquel contenedor, los martilleos de mi compañera en la habitación de al lado siguen en mi cabeza el ritmo de la alegre música que he utilizado para terminar el proyecto de 'bricomanía' que me había propuesto. Ahora sólo falta ordenar. Hoy hasta las ARAÑAS que ayer maté con mis chillidos parecen mascotas inofensivas que dejar subir a mis sábanas.


Y las esperanzas que están puestas en cada uno de mis movimientos desde que llegamos aquí... será eso lo que me hace ver todo lo que aquí me rodea ahora como mejor de lo que quizá a finales de curso sea.

De los demás temas que me afectan... salto sobre ellos con una zancada eterna para tratar de enterrarlos bajo kilos de ceguera e ilusión momentánea:
[Lo siento corazón, creo que es mejor no vernos en un tiempo, (lo necesito porque... después es peor) y hacer ahora sólo caso a mi cabeza. No por eso te me declares en huelga... que me muero!]

It's oh so quiet

domingo, septiembre 24, 2006

Permite que te invite a la despedida

Detrás de toda buena canción hay una gran historia, eso es lo que hace que recordemos algunas letras y que vengan a nuestra memoria en los momentos en los que expresan mejor que las palabras lo que sentimos o queremos decir.

Hacía ya dos años que no estaba en el norte por estas fechas, y había olvidado lo deprimente que era siempre el comienzo de curso: Llueve. No para de llover. Abres las ventanas y ves que el cielo está bajo, que casi puedes tocarlo desde las azoteas de los edificios, y el día comienza pesando sobre tus hombros. Recuperas discos que escuchas sin hablar (no es un buen día para tener una extensa conversación) y al sentir que necesitas aire, que tienes que desfogar todos tus nervios y los recuerdos que te han traído esas canciones, sales a correr para intentar despejar la cabeza, pero pesa más que de normal y sólo te apetece que pase el día en tu casa sin hacer nada porque nada te apetece.
Así eran mis domingos de otoño, ahora los recuerdo (esos domingos que me impulsaban a irme...) y al día siguiente encima el instituto. ¡Madre mía! se me hace raro esta sensación. ¡Parece que no me haya ido nunca!

Quizá haya sido tan opaco este día ( sí, porque es opaco: las nubes ni siquiera dejan pasar la luz y todo está oscuro y grisáceo) porque ha sido el último día de verano y han llegado las últimas despedidas...
Me da pena.

Algunas se fueron ya semanas atrás (y ahora sólo tengo sus palabras plasmadas en la pantalla de mi ordenador junto a un monigote verde que me avisa en naranja de que la conversación sigue en pie);

Otras partían ayer hacia una nueva etapa donde yo ya quedaré al margen de su vida (en cierto modo) porque aunque estemos cerca ya no será lo mismo: tiene en quien apoyarse 24 horas...

Y otras huirán mañana.

Mañana se acabará este verano donde no había una si no 'habíamos' dos. No sé, quizá han sido demasiadas horas juntas, demasiadas confianzas compartidas, demasiadas tardes aburridas mirando coches desde un banco o mirando a la nada tiradas en una hierba sin hablar siquiera.

Dependencia mutua para matar estas tardes de verano [tanta que ni siquiera podíamos "ligar" si no era dos para dos! (y de ahí el resultado...)] y una complicidad que me da muchísima pena perder ahora... y que voy a echar de menos.

Y también aquellos otros amigos que volveré a dejar de ver en meses y que recuperaré de nuevo en fiestas de guardar. Adiós a mis abuelas, adiós a este pueblo y adiós a este tiempo gris.

Y sé que volveré y me alegraré de ver que aquí, como siempre, el tiempo sigue sin pasar, porque así tampoco me pierdo demasiado de lo que sucede en esta otra dimensión.
Y me apuesto el cuello a que nosotras, unidas por un gran cordón, sabemos que aunque ya no haya ni siquiera llamadas de teléfono, estamos ahí.

Pero es este día gris que me hace recordar que ya ha pasado lento el verano y que mañana finalmente me quedo aquí sola (con las nubes y la lluvia que no me dejan ni de noche) haciendo maletas de cuenta atrás para empezar una nueva etapa en la gran ciudad: como hace dos años pero hoy con la ilusión diferente del que ya conoce el terreno y quiere explorarlo en profundidad y con nuevos ojos; con el nerviosismo de querer descubrir todo lo que sea posible cada segundo del día y aprender de todo ello... y acostarte satisfecha de que sabes algo nuevo, de que no te has quedado en el mismo escalón que ayer.

...

Me da mucha pena dejar estas vacaciones tan raras por excesivamente normales.


Me da pena no volver a ver a mi "Mrs." Hyde cada día viniéndome a buscar a casa.

Me da pena dejar las historias inacabadas, sin conocer el final porque me voy.


Pero ya en Madrid está todo en orden. Ya afronto la realidad desde el presente


"Y allá voy".

"Y al final quiero verte de nuevo contenta, sigue dando vueltas si aguantas de pie"

sábado, septiembre 16, 2006

mercado negro

Quieres la China? Yo te vendo la China si tu la quieres y te la vendo, es más, con emperador, muralla y millón y medio de chinos. Incluso añado unos cuantos japoneses para que se mezcle la raza y tal que los niños salen más monos.
Que qué me das a cambio? La verdad es que con un abrazo o un poco de conversación yo me conformo si tu quieres ¡y no me tomes por loca!. Yo te doy lo que tu quieras, sólo tienes que pedir por esa boquita tan bien hecha. Igualita igualita a los labios de Brad Pitt te lo digo en serio, que el otro día anduvo por aquí pidiéndome el norte del Nepal y se lo vendí, ¡mira tú!, aunque a él también le interesaba la China mucho. Es lo que tenéis los hombres con clase, que os van los mismos caprichos. Si es que... se os distingue a la legua. Yo tengo mucho ojo para eso.

Pues eso, que yo ayer vendía la China, el Nepal y Mozambique. Era Celestina y La Pantoja, era Blanca o de color. Daba igual si con eso conseguía reírme a carcajadas.

[ Un día de esos en los que tienes el don de la palabra, que viene desde el cielo y te permite engatusar a todo lo que te rodea ]
(más que todo porque, en el mercado negro, los negocios son así).

Amen.

Don't try to understand me...

jueves, agosto 31, 2006

Pongamos que hablo de Madrid I

1.GRAN VÍA

Recuerdo cuando todavía creía que la Gran Vía madrileña era el Broadway español. En realidad lo imaginaba como una mezcla entre un lugar lleno de estrellas y cantidad de putas en portales recónditos y grises repletos de yonkis tirados en ellos, y me fascinaba la imagen. Mi padre me había dicho que era allí, en esa zona de vagos y maleantes, donde vivían los artistas como Joaquín Sabina o Santiago Segura ¡y qué me parecía a mí todo aquello!

La primera vez que vine, con uso de razón, a Madrid, nos escapamos las amigas a esta calle mirando hacia arriba en todo momento. Boquiabiertas la recorrimos alucinando con la altura de los edificios, su majestuosidad, las esculturas que los coronaban y la cantidad de cines y cines y cines que había y teatros y tiendas y carteles enormes cubriendo andamios. Yo lo único que no quería era que se perdiera la magia que desprendía por mucho que fuera a pasar por allí cientos de veces en el futuro.
No ví ni un famoso ni una puta.

Casi cuatro años después de aquella experiencia, me alojo estos días junto a ella.

Nada más salir del metro en Plaza España con la maleta (llena de jerseys inútiles que una chica norteña mete 'porsiacaso' en su equipaje olvidándose de que no en todas partes el verano, por llamarlo de alguna manera, es una mierda) respiré el olor idéntico que había dejado aquí en Junio. ¿Sabeis a que me refiero? Siempre sucede que cada lugar o situación o época que has vivido la has percibido por todos tus sentidos sin apenas darte cuenta de que no sólo actúan ojos y oído, y de repente, un día sin venir a cuento, aparece aquel olor que habías olvidado y que te trae muchísimas imágenes y emociones a la memoria... y es un momento fantástico que te hace sonreír (casi siempre) por ver con nostalgia cómo pasa el tiempo.
Cogí mi maleta y decidí subir por Gran Vía con ella:
No podía ser una entrada más triunfal para mi regreso a Madrid.

2. EL COMIENZO DE 'MI VIDA ADULTA': EL SUPERMERCADO; LA GENTE; GRAN VIA.
Me harto así mismo de las chicas andando por ésta mirando los escaparates y bebiendo café o 'frapuccinos' del Starbucks, totalmente manipuladas por ese arma de destrucción masiva visual en el que seguramente acabe trabajando de alguna manera u otra yo...
Y claro, una cosa es amar la Gran Vía y otra bajar su estatus al nivel de 'calle', así que al volver del Día

[
Día: definición:
1.Supermercado donde no te regalan la comida porque entonces sería como ir a un comedor de la beneficiencia y la gente de bien se negaría a dejarse caer por allí.
2.Lugar donde en vez de pesarte la fruta que compras, te la machacan contra el peso y te la lanzan a mala hostia contra el final de la cinta que ha llegado ya hasta la máquina lectora de códigos de barras, tras la cual una mujer (que puede ser a/española con muy mal leche o b/sudamericana que se toma la vida con excesiva calma) te mirará siempre con cara de pocos amigos o no se enterará de lo que hace demasiado, te pedirá la tarjeta cliente con voz automatizada y te exigirá los 2 céntimos que te faltan para completar el precio de tu compra de 12'03€.
3.Paraíso estudiantil y post-jubilación para poder llegar a fin de mes sin dejar de comer ni asearse un sólo día (de ahí su nombre... quizá)
]

cargada de papel higiénico decidí esquivarla por la calle paralela, pues subir por ella cruzándome con las faldas de vuelo y tacones de varios centímetros camuflando famélicos cuerpos escudados tras enormes gafas de sol sujetando esos vasos de Starbucks y pasar junto a las bombillas siempre encendidas de los musicales de moda, era perder encanto. Y no, por ahí no pasé.

En esta jungla humana que habita una ciudad tan grande y cosmopolita (y que estoy analizando en mis viajes en busca de pisos y algo de lechuga y pechuga de pollo) hay otros personajes que me absorven del mundo. Personas que hacen que no pueda dejar de mirarlas. Además de las ya dichas (siempre mujeres equiparables en masculino al hombre metrosexual que tan poco me atrae) están las viejitas muy viejas que he conocido sólo aquí.

Sí, aquí, porque claro, yo estaba acostumbrada a las abuelas de pueblo curtidas, envueltas en laca y con sombras azules en los párpados cuando van a misa que quedan todas las tardes para jugar a las cartas o al bingo o a las otras, a las abuelas de ciudad 'menor' que van siempre muy arregladas y copan todas las terrazas de verano`para comerse su chocolate o su helado de mantecado con lo que les dan los pisos que realquilan y la jubilación, pero nunca había visto a una anciana de una gran ciudad, y me impresionan. Muchísimo. Siempre.
Son mujeres que van como encogidas, tanto que algunas tienen una joroba mayor que su consumido cuerpo. No se arreglan nada y son delgaditas y parece que están malnutridas. Llevan el pelo sin teñir y la laca es un lujo para sus escasos ingresos. Parece que están desconcertadas con todo el ruido que les rodea, con el ritmo que lleva el centro donde viven. Tienen monederos de los de 'click' y andan despacito. No sé si saldrán de casa demasiado, pero siempre que me cruzo con alguna de ellas (casi siempre en los entornos de algún supermercado descuento de estos) me producen una 'infinita tristeza'.
Eso sí, hay otras muchas algo más jóvenes que se creen que por haber vivido más tienen derecho a pasar por encima de todo y todos y tienen cara de mala hostia continua, y se enfadan porque tú sigues siendo joven y guapa y ellas ya no lo serán nunca más. (En el sector masculino estas últimas suelen ser hombres con bigotillo cortado a tijera que echan la culpa de todo, hasta de que no se televise un partido de futbol, a los socialistashijosdeputa). Son lo que viene a llamarse coloquialmente 'putos-viejos'.

Pero lo peor, las que más odio de entre todas las mujeres, son las cuarentonas amargadas que hay en todas las ciudades pueblos y calles del mundo, lo que pasa que te empiezas a dar cuenta de que existen cuando eres tu el blanco de sus iras. Son la generación anterior a esas 'putasviejas' que antes he nombrado: Inaguantables, feas, amargadas, malfolladas y reprimidas. Infelices de no haber conseguido en la vida lo que querían pretenden que las personas jóvenes no disfruten porque ellas no pudieron. Son las típicas mujeres que no dejan que nadie se les cuele en ningún lado, que defienden sus cupones de oferta del 10% de desuento en una lata de cocacola con uñas y dientes, que protestan en el metro si con tu bolso les esás tocando un poco la pierna, que llaman a la policía en cuanto ven entrar a más de dos personas en tu piso 'por si acaso' (Que en su día a día habitan en la limpieza de sus casas adictas a la vida de las Pantojas de pacotilla que salen en la caja tonta). Te odian cuanto más mona y segura te ven en tus veinte años y te miran de arriba a abajo cuando te cruzas con ellas en la sección de congelados.

etc.

Me estoy cansando de escribir.
Bonito final cortante para un capítulo infinito...
Como en el cine, continuará.

Me voy a dar un paseo.

Subiré la Gran Vía.

P.D: volví a vivir la noche madrileña que tanto anhelaba este verano... SIN COMENTARIOS!

Mítica movida de esta mítica ciudad: 'A quién le importa lo que yo haga? A quién le importa lo que yo diga? (Yo soy así y así seguiré...)'