He descubierto que no he perdido el sentido del olfato. Anoche, cuando caminábamos rumbo a ese bar, descubrí que

Yo, que soy tan sensitiva, que todo lo percibo con los cinco sentidos (Aristotélicos?), me estaba atrofiando mental y físicamente en ese cubo cerrado que creemos lleno de aire.
HUMO.
La hierba es verde y las sombras sólo un poco más oscuras. Si me meto una ramita en la boca me sabe a césped, no a cemento ni brea.
Llevo todo el día sin lavarme las manos. Salí de casa con una manzana en ellas que apenas había pasado por debajo del grifo, la sequé con mi palma y después sacudí mis dedos, mojados de sus restos, al sol. Cogí ramitas, cogí el folleto que me daban a la entrada de la fiesta a la que me invitaron, saqué decenas de fotografías y aun así me atreví a comer en el lunch con esos mismo "cubiertos" que de normal siento constántemente sucios, secos.
¡CONSTÁNTEMENTE ENFERMOS!
Y sin embargo, moriría de sobredosis de sensaciones si me quedase aquí para siempre.
Es tanta la percepción que tengo en este lugar, que cuando mis días consistían en chocarme con las paredes que delimitaban este espacio finito para matar los minutos eternos, perdí lo que pude la vista por intentar ser más ajena a lo que me rodeaba a diario y no me dejaba escapar.
Pero una vuelta a la VIDA de mis sentidos de vez en cuando me hace incluso recuperar la memoria de este trajinar fugaz que me llevo últimamente (quien dice últimamente dice un año... ya...) en el hermetismo que dibujan las calles inodoras (incoloras e insípidas? más vale que no cuando las buscas con ilusión) de la gran ciudad.
Una vez escupí:
En Madrid la polución
acaba con las estrellas
bajo el humo de la mediocridad.
O corres más veloz que la luz
o sucumbirás en el murmullo del sonido.
El ruido no deja restos.
Las estrellas se desvanecen.
Pero esto fue antes, cuando todavía creía que sucumbiría en el murmullo del sonido.
Ahora sólo echo de menos parar e inspirar...
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A propósito del disco que estoy escuchando.
Digo, Serge Gainsbourg. Tú que eras tan poco agraciado físicamente, por no decir feo. Tú con tu voz sucia y tus orejas simiescas... ¿cómo lo hacías para ser tan irresistible? ¿Cómo lograbas hacerte escuchar? ¿Qué ofrecías para hacerte querer?
¿Dónde estaba tu encanto grotesco?
¿Dónde las buenas formas de tu público "normal"?
¿En qué momento lograste que te admirasen por tu obra sin dejar de lado ese carácter?


¿Cómo conseguías de los labios de Jane y Brigitte esos susurros del je t'aime...?
Oh.
Está bien, no hace falta que contestes...
Ya lo entiendo todo.
"It's a requiem for a jerk"