sábado, agosto 12, 2006

retro-fiesta retro-cediendo

Recuperamos amistades del pasado, batallitas de adolescentes y juegos de niños.

Empezó de una improvisada reunión en una aburrida tarde de martes de un verano frío y soso, gracias a unos melocotones que ya maduraban demasiado y sólo servían para hacer con ellos un cóctel explosivo de alcohol dulce.

Juntamos y recaudamos todos el poco 'stock' de destilados que sobraba del mueble-bar familiar, lo juntamos con música, palabras y ganas de hablar después de tanto tiempo.

Así sólo pudo ser una noche tan larga que pasó como una sobremesa familiar.

Las dos de la mañana... la complicidad con mis Arpis,

Ya eran las 3 y media... los cotilleos de las que todavía viven aquí todos los días del año,
Todavía las 4... la visita de algún que otro nuevo amigo.
...
Las seis:
Y ahí estaba: La vuelta al mundo de dos colegas tras abandonar su régimen de inanición y consumo de costo por doquier hizo renacer en ellos neuronas que yo, una vez me hube marchado de este pueblo, desconocía que hubieran resucitado, y con ellas nuevas facetas que me hicieron reir a carcajadas, asombrarme (quién hubiera imaginado que ese antiguo 'violador del verso' fuera ahora un personaje que hubiera querido vivir Woodstock!!) y terminar bailando a las seis y media de la mañana con los vinilos de mi padre. Empezar a ver doble con mi amiga si torcíamos la cabeza hacia la derecha mientras el humo denso del más joven de la sala penetraba en nuestras cabezas y comiendo tostitas, de esas de untar, para que absorvieran todo el vino que los melocotones habían chupado y descargado en nuestros estómagos.

Reencuentro improvisado.

Nos pegábamos por hablar. Deseábamos arrasar con todo el vidrio que se iba acumulando en la mesa de cristal, ya que las latas habían muerto hacía un rato sobre la de madera. No hubo vecinos que llamaran a la puerta, pero tampoco hubo sielncios para oir el timbre.

Y es que a veces nos cerramos en nuestros íntimos y olvidamos que en la formación de la persona que hemos llegado a ser quedan muchos amigos, historias y momentos que hemos relegado a recuerdos pasados... y que es precioso recuperar en estas fiestas sin sentido, sin preparación...

que surgen a partir de melocotones medio podridos y terminan con dos horas de cama mal dormidas, visita al baño y gafas de sol después.

Al día siguiente el txoko que soportó las risas amanecía arrasado por un ejército de hunos borrachos, de esos que donde pisan ya no saldrá más la hierba, sepultado bajo X latas de cerveza, 2 botellas de vino, restos de melocotón y helado pegado en los vasos y una botella de cacique transparente.
El Whisky que no murió había vuelto con su dueño antes de que amaneciera en esa desoladora sala.
Me llevé las manos a la cabeza:

"Qué resaca".

I put a spell on you... and now you're mine

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta bn pero no se entiende