
Me desbordo al echar la vista atrás (...y ver cómo pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando...) [o algo así].
Me doy cuenta de las cosas que he ganado y las que perdí por el camino y no puedo evitar culminar mi ansiedad en llanto:
...Unas lágrimas agridulces...
AMISTAD: Conocer a almas gemelas y perder las joyas de la corona de tus amistades pasadas cuesta tan poco como un chasquido de dedos. Y luego ahí están los que sabes que siempre estarán (aunque no sea físicamente, aunque ni siquiera mantengas el teléfono como cordon umbilical de vuestras relaciones). Cuando entras en los 20 años ya no esperas encontrarte con riñas de patio de colegio y te aburren las camarillas de niñatos que demuestran que no vale su amistad. Aprendes a no dejar que te pisen, a soprepasar los roces que preveían el pisotón; pero el corazón, aunque más maduro (y estresado) sigue sufriendo los varapalos que causan las decepciones.
Y tienes que saber elegir por tu bien qué es lo que más deseas.
AMOR: Y pasa que a veces "tu bien" perjudica a alguien a quien no querrías dañar por nada en este mundo... tu bien es tu mal al mismo tiempo, puesto que elegir nunca es fácil. A los 20 años todo el amor del mundo es poco. Todos tus sentimientos son como una explosión de dinamita que a veces hacen daño de tanto funcionar y otras se ahogan en la humedad de la bodega; de una despensa donde los guardas bajo llave por miedo a perderlos (lo que más quieres) sin darte cuenta de que así sólo consigues que todo se estropee.
Pero no es fácil saber qué es lo que más deseas.
FUTURO: Los sueños y esperanzas de futuro comienzan a tomar forma: el feto ya empieza a tene rasgos humanos, pero entran las ansias e incertidumbre de no saber si están bien las decisiones que estás tomando, si acaso no será suficiente todo lo que haces, si serás capaz de lograr tus sueños... Y puede ser a la vez frustrante por ver que por mucho que corras ¡no llegas nunca! e increible el ser consciente de cómo vas aprendiendo cada día cosas nuevas.
Y que bonito tener claro qué es lo que más deseas.
[La tensión ha terminado como una olla express con un silbidito de vapor por mis orejas, y mi corazón, latiendo a 200 por hora, ha culminado su sprint para dar paso al verano]
De forma que te plantas en ese lugar desértico donde se cruzan los caminos y tú tienes que guiar tu única vida, y tomas decisiones creyendo que van a ser las más adecuadas para alcanzar tu felicidad... o por lo menos a largo plazo. Pero por el camino que dejas atrás quedan momentos preciosos que te niegas a perder.
Hieren los buenos recuerdos que quizá nunca más vas a tener la posibilidad de vivir.
Pero quién sabe, no se puede desandar lo andado, aunque sí coger atajos que vuelvan a unir caminos bifurcados. Unas veces merece la pena mirar atrás y corregir esos errores que ves que has cometido y que echas en falta después en tu vida.
Otras simplemente comprendes que aquello ya quedó atrás.
Se hace camino al andar.

golpe a golpe... verso a verso.