domingo, junio 04, 2006


¡He volado en tierra!

Por fin he logrado lanzarme. Por fin he sentido que dejaba de lado mi mundo más terrenal para entrar en ese otro yo. En el mundo imaginario del teatro. No es que hasta ahora no haya hecho cosas en escena que me han dejado satisfecha. Es algo más abstracto.

¡Es la metafísica del teatro!

Quiero decir: Cuando dejas de recordar que lo que haces es un simple ejercicio y que toda tu clase sigue ahí observándote

y logras seguir avanzando en esa búsqueda dando un paso adelante,
ignorando el rubor de tus mejillas,
¡los nervios acusadores que tratan de hacerte temblar!
consigues transladarte en ese espacio-tiempo relativo que en nuestra vida diaria no sabemos romper. De pronto están ahí los otros personajes y tu estás viviendo esa historia que ha salido de tu cabeza,
¡y te conviertes en otro yo!

entras en esa otra dimensión (adictiva?)
y el esfuerzo se transforma en un mero juego de niños reconfortante.

Y cuando vuelves a la 'realidad' y de nuevo recompones ese espacio, ese tiempo, has dado un paso más para conocer el 'ser' de la felicidad: ese concepto abstracto que nunca debemos cansarnos de buscar y que hoy siento menos extraño en mí que unos dias atrás.

¡Hemos roto los límites físicos!
¡He dado el primer paso hacia el infinito!


Y entonces me dí cuenta de la timidez o bloqueos que todavía tengo que sobrepasar para lanzarme al vacío que siempre defienden mis profesores de vuelo. Ese salto que hasta que no lo entiendes físicamente no tiene ningún sentido.

E hice ¡Buah!.
Y reafirmé lo que siempre decía de boquilla: Yo quería viajar atrás en el tiempo (construir una máquina que pudiera hacerlo, lo juro) para descubrir en persona cómo era aquello. Quería convertirme por un día en ladrón y pasar una temporada en la cárcel... para ver cómo era aquello. Quería ser astronauta, batería de un grupo de rock, misionera e incluso camionera (todo menos puta, que mi madre no me dejaba. Después se encargó de explicarme qué era ser misionera para que me quitase la idea de casarme con Dios de la cabeza). Y entonces descubrí el teatro, hace ya algún tiempo...
Y ahora llego a esta luz que hace que se descongestione el cerebro. Como cuando en un problema de matemáticas veías de pronto clara la solución y la cabeza hacía ¡pump! y de pronto te sentías más relajada


Y REALIZADA.


Teatro... lo mío es puro teatro...

[Anexo: Me gustaría poder saber dibujar la sensación que sentí en mi cerebro... describirla es casi imposible. Quizá si cerrase los ojos y me dejas llevar por mi subconsciente ... o la música...]

Hey baby. Take a walk on the wild side

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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