domingo, julio 01, 2007

De silusiones.


Podría enganchar los intestinos a su cuello hinchado y amarrarlos a una viga que saliera del techo blanco y lleno de humedades, y apretarlos hasta morir.
Ya nada importa.

Y mientras cuelgan sus pies a varios centímetros del suelo y se balancea el cuerpo semi-inerte de lado a lado, emitir las últimas notas agudas de la agonía manchadas en sangre.


Un paréntesis en la existencia: pasan personas que conforman un periodo de tu vida y se van, desaparecen para formar, a partir de ese momento, ya solamente parte de tu pasado, y ese paréntesis que para tí ha sido algo intenso y muy importante, de repente ya no existe, se acabó. Lo que parecía que iba a ser algo imprescindible para siempre, se ha esfumado:

Se va lejos aquel que calentaba con su aliento mi espalda cuando hacía frío, hace ya algún tiempo.

Se quedan cerca (pero lejanos) mis viernes y domingos con ellos, 'mis chicos', mis compañeros del grupo. Esta sensación de ser útil y hacer algo donde sentir de verdad que soy capaz, muere también hoy con ellos, y me duele... más de lo que hubiera imaginado que dolería. Me doy cuenta que no es s
ólo el hecho en sí, sino la desilusión que conlleva el entregarte tanto a algo con tanta ilusión y ganas para darte, como siempre, por enésima vez, de bruces con la realidad. Muere con este curso que también se queda ya como parte del paréntesis que hoy se cierra.


Y no puedo hacer sino caminar en la noche por estas calles que tantas veces he recorrido de vuelta a casa esquivando el agua que lanzan las mangueras que llevan los barrenderos en sus camionetas.
Me trago el nudo que se ha formado en mi garganta desde que desperté desorientada esta mañana previendo el final de este periodo.
Y me asusto porque caigo en un agujero sin fondo rápido. Tan Rápido como pasan las horas hasta que tenga que coger el bus para volver a mi tierra.

Me planteo tantas cosas ahora mismo, tantas cosas sobre tantas otras, que sólo me queda mirar la imag
en grotesca de los pies a centímetros del suelo, de izquierda a derecha, de izquierda a derecha y callar y mirar al techo. No puedo llorar porque hace meses que se supone que soy demasiado feliz con mi vida. No, no lloro. No sufro ni padezco. Y me vuelvo de hierro y sólo trago nudos.
Al menos apretaré fuerte el de mi soga. Son sólo 7 metros de entrañas.


Crear para destruir. Crear para destruir. Crear para destruir. Crear...
Inexistencia.




No. Hoy no puedo poner música. Hoy no puedo...

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